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miércoles, 16 de mayo de 2012

¿Qué es educar?

ÍNDICE GENERAL de "EL CULTURAL"






¿Qué significa educar? 
Informe PISA y la educación que debemos darnos
Acerca del cambio
El mundo que nos toca vivir
El llamado de la realidad
Crisis y libros de texto
Política y educación
España: ¿Será posible que haya que domesticar?


 ¿Qué significa educar? por Carlos A. Trevisi

  Nos educamos para satisfacer la plenitud de las potencias que nos caracterizan como seres humanos; transformadas éstas en actitudes gracias al proceso educativo, nos asumimos personas con visión de nosotros mismos y del entorno como para insertarnos en éI según nuestras propias capacidades.
Si la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo (Paulo Freire), nos cabe adentrarnos en el conocimiento y manejo del instrumental del que hay que valerse para las circunstancias educativas del  "hic et nunc"; llegar  a lo más profundo del encuentro para  obtener resultados compartibles y  ser capaces de poner en acto nuestros conocimientos, valores y actitudes.
Ortega y Gasset decía que toda obra creadora es hija del descontento, de la insatisfacción. El  conformismo paraliza las energías vueltas  hacia la acción.
  La educación es auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad, en que le pierda miedo a la libertad,  en que pueda favorecer en el educando un proceso de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad (Paulo Freire)
Una educación integradora logrará que  el educando sea  amplio para abarcar y tan abierto como para dejarse abarcar, combinación ésta que lo pondrá en común con los demás. Deberá asumir que su libertad, que  es uno de los bienes más preciados de que dispone, no es negociable, que es sumamente frágil y que se consigue con un ejercicio permanente de su independencia. Finalmente entenderá que ser solidario es algo más que dar: Es darse.
¿Prepara la escuela para el ejercicio de la libertad, para el desarrollo de la capacidad de optar?
  La gran pregunta es otra, sin embargo: ¿qué hacemos desde la familia en pos de tales logros?


Informe PISA y la educación que debemos darnos
por Carlos A. Trevisi


Escuché recientemente un programa de radio en el que tres o cuatro periodistas hacían referencia a las causas del desaguisado educativo (aludían a la necesidad de mayor presupuesto, a escasez de profesores de lenguas extranjeras en los centros, "porque el español se aprende en el aula" y a las sucesivas reformas que se han precipitado, unas sobre otras, quebrando la continuidad) y, cómo no, a lo que debería ser la educación, para lo cual argumentaron en la línea anterior aunque en sentido contrario: más presupuesto, más maestros y una reforma definitiva.



Andreas Schleicher, coordinador del informe PISA de la OCDE, hace algunas declaraciones en "El País" del día de hoy en las que dice, entre otras cosas, textualmente

1. La educación sigue siendo una industria artesanal, con unos profesionales que cimientan su método en la sabiduría convencional sobre lo que funciona.
    Nota: Este es el cambio que nadie reclama. La educación debe aportar elementos que despierten la imaginación de modo tal que funcione orientada a la sabiduría NO CONVENCIONAL de lo que no sabemos como funcionará y en la que tenemos que adentrar a nuestros hijos como hacedores del futuro para que no sean sus esclavos.
2. No son las reformas a corto plazo sino las estratégicas las que transforman los sistemas educativas.
    Nota: Las estrategias deben de apuntar a lo actitudinal, de modo que se despierte en nuestros chicos un afán de curiosidad que los impulse a descubrir el conocimiento,  porque
3. ...Debemos tener en cuenta que los conocimientos que ayudarán a nuestros hijos a triunfar en el mundo del mañana, difieren de los que hicieron triunfar a nuestros padres y a nosotros mismos y esa es la razón por la que no deberíamos evaluar el rendimiento mediante criterios pasados.
4. Se comprueba que las naciones con unos sistemas de educación más estratificados socialmente tienden a mostrar mayores disparidades en el rendimiento de los estudiantes y escuelas además de desigualdades socioeconómicas significativamente superiores.
    Nota: pensemos en España. ¿Qué pasa con el rendimiento escolar en el País Vasco, en Cataluña y en Navarra? ¿Y en Andalucía?
5. Muchos sistemas educativos han trasladado la preocupación pública y gubernamental del mero control sobre los recursos y los contenidos que se enseñan a un interés por las destrezas. Recalcan la necesidad de crear un entorno rico en conocimientos en el que los profesores y las escuelas actúen como socios que tienen acceso a unos sistemas de apoyo eficaces para ayudarles a aplicar el cambio.
    Nota: ¿Está nuestros maestros consustanciados con las nuevas tecnologías? ¿O es que algunos -¿cuántos?- aún no saben ni encender un ordenador?
6. Hay muchas investigaciones sobre el aprendizaje, pero pero gran parte de ellas no tienen relación alguna con el aprendizaje de la vida real, que es el epicentro de la educación formal.
7. (Hay países que ) ofrecen a las escuelas una considerable autonomía para adaptar los métodos de aprendizaje a las peculiaridades de su entorno.
    Nota: ¿Existe esa libertad en nuestros centros?
8. La nueva ley de educación española ofrece una buena base para la mejora, pero el desafío mayor será adaptar ese marco a la realidad.
9. Los resultados muestran que el dinero no es garantía de buenos resultados.
10. Las pruebas con las que contamos indican que no es la magnitud de las poblaciones inmigrantes la que provoca las desigualdades sino la eficacia de los sistemas educativos y sociales a la hora de abarcar la diversidad de aptitudes, orígenes e intereses de los alumnos. Países como Australia han dejado hace mucho de considerar la diversidad como un problema y reconocen que es un elemento potenciador de la economía del conocimiento.
    Nota: ¿seguiremos insistiendo en que los inmigrantes son un problema? A la luz de todo lo visto, ¿No habrá llegado el momento de decir que el problema pasa por otro lado, por un lado que nadie nombra, que siempre sale bien parado porque jamás se le hace asumir responsabilidades? Piense cual puede ser ese "lado"

Un último comentario, ¿usted no va a ir nunca al AMPA del centro donde estudian sus hijos a pelear por lo más importante que hay ahí dentro, SU HIJO?
A propósito, ¿saldría usted a la calle a manifestar por una escuela como la que se merece su hijo? ¿O sigue pensando que los inmigrantes perturban, faltan maestros y demás y NO PARTICIPA?


Acerca del cambio, por Carlos A. Trevisi

 La vida es cambio; todo lo  que atañe a la vida es cambiante. Aunque nada hagamos para cambiar, cambiamos por la fuerza de un entorno que nos involucra sin atenuantes. Negar los cambios es vivir en el pasado, cerrarse a la realidad, quedar inmerso en la  soledad y el  desasosiego, dejar vía libre para que se entronicen el egoísmo y la especulación.
  El  camino que se transita desde las potencialidades -virtudes generativas exclusivas del ser humano- hacia los actos, es de cambio.  Somos concebidos con capacidad para amar, para desarrollar nuestra inteligencia, nuestra voluntad y  nuestra libertad, y  desde que irrumpimos en el mundo comenzamos el tránsito hacia el amo, pienso, puedo, soy libre; hacia nuestro propio crecimiento.
 Se crece,  únicamente, en estado de permanente cambio e incertidumbre; nada está garantizado.
 Sin embargo, esa es la sal de la vida: que seamos infinitos.
 Triste destino el de los hombres que no saben gozar de los privilegios de su infinitud, de su propia creación.  
 Es función de la escuela que asumamos nuestra infinitud creadora, esta característica soberana que se extiende a todo lo que el hombre hace: su cultura.
 Nos toca vivir una época de cambios acelerados. El entrecruzamiento de variables se constituye en una red que ha terminado con a linealidad 'causa-efecto' en beneficio de una intercausalidad que reina indiscutida: todo tiene que ver con todo; todo es susceptible de integrarse con todo 

El mundo que nos toca vivir, por Carlos A. Trevisi.

 Como a tanta otra gente a lo largo de la historia de la humanidad,   nos acosan cambios variopintos que perturban nuestro crecimiento. A diferencia de otras épocas, sin embargo,  si bien no todos disponemos de los recursos para paliar su impertinencia,  estos existen y, aunque mal distribuidos y en manos de quienes no están dispuestos a cederlos ni compartirlos, podemos llegar a contar con ellos.

Venimos de un mundo homogéneo, unívoco, partidario de las jerarquías, estandarizado y categorizador, prescriptor de fines y administrador de medios, imperial y teocrático, donde la libertad ha sido un mero enunciado.
Un mundo pastoril con roles definidos donde no se planteaba la necesidad de discurrir acerca del bien y del mal: a la izquierda los malos, a la derecha los buenos. El cura era el cura en el templo y fuera de él; el matrimonio era estable; el gerente -director de banco- todo un "señor"; las guerras eran "por la patria"; la economía se subordinaba a la  política: el poder económico era "nacional" y el imperialismo ejercido por bloques antagónicos que garantizaban  la coexistencia pacífica  armándose hasta los dientes; la mujer se subordinaba al hombre; el médico curaba; el abogado creía en la justicia; los notarios escrituraban bienes raíces –casas, terrenos, etc. y daban fe –certificaban la verdad de los actos públicos; los arquitectos construían palacetes y  los ingenieros puentes; los militares  defendían a "su" patria; los aviadores se jugaban la vida en cada vuelo; la familia contenía a hijos y abuelos; los abuelos hablaban a los nietos; el papá trabajaba y la mamá era ama de casa; se escondía a los minusválidos; los políticos eran honorables –respondían a la gente; los maestros enseñaban y transmitían los  valores establecidos; los tenderos no robaban; los obreros trabajaban con gusto; los sindicalistas se morían pobres; la tecnología no asustaba, se hablaba de "nación" y todo el mundo entendía de qué se trataba; el inmigrante agachaba la cabeza y el éxito personal se basaba  en una  memoria pletórica de datos asociada a una gran velocidad para procesarlos propia de una inteligencia de respuesta refleja... en fin, un mundo monológico y tranquilo, moral, donde estaban todos en "su" lugar.
Pero de pronto marchamos hacia un mundo nuevo, heterogéneo, desestandarizado, participativo, abierto, simbiótico, interactuante, armonioso en su diversidad, estético, ético antes que moral, contextual,  en el que el "yo" no queda encriptado  por la ajenidad del otro sino lanzado hacia un "tú" en el que se recrea permanentemente, "un mundo promotor de actos de libertad consciente, que instalará al hombre como centro activo de una red de relaciones inagotables entre  las cuales él  instaura la (suya) propia" (Umberto Eco , Obra abierta, Planeta, 1992, Págs. 74-75); un mundo ciudadano con roles indefinidos  en el que se cuestiona todo. Todos somos buenos y malos al mismo tiempo, incluso el cura, que no parece cura ; el médico que "procesa" pacientes en la Seguridad Social sin siquiera revisarlos; el abogado que usa la justicia;  notarios que extienden escrituras de bloques de edificios a tanto por bloque;  arquitectos que hacen chalets adosados; ingenieros que manejan redes informáticas o genes, según especialidad;  militares que actúan en guerras para salvar otras patrias; guerras que se transmiten en vivo y en directo por la televisión; pilotos que operan computadoras que manejan aviones; la familia sin abuelos y sin chicos; el hombre que trabaja quince horas por día; la mujer que reclama algo más que ser ama de casa; los minusválidos que se muestran  por la calle y hasta trabajan; los tenderos en franca retirada  ante los grandes supermercados; el dinero de plástico; los obreros que reclaman por sus derechos; la muerte de los estados-nación;  la política subordinada a la economía;  los medios masivos que nos actualizan la información al segundo;  el ordenador, Internet,  la globalización; los sindicalistas que tuvieron que tranzar con el sistema; los políticos que han perdido la iniciativa  -ya en manos de las finanzas;  los maestros que descreen de los valores  y entonces enseñan dónde queda el Tajo o cuánto mide el Mont Blanc... en fin, un mundo en el que nada está en su lugar; un mundo inquieto, que despierta al diálogo, en el que la gente comienza a ver que han quedado al descubierto todas las mentiras  de aquel  otro que va quedando atrás. Y a darse cuenta de que, signados por la velocidad y la precisión, deben desarrollar una gran imaginación para poder recrear circunstancias integradoras que le permitan abordar el caos: las ideologías no alcanzan para abarcar tamaña realidad.
 
Ya no basta la memoria ni ser listo. Hay que ser reflexivo, tener espíritu investigativo, saber ubicar los datos, tener  capacidad para  descubrirlos, manipularlos, procesarlos, adentrarse en la lógica que los anima, sus paraqués, antes que almacenarlos en la memoria. Ha llegado el momento de asumir que es imprescindible hacernos con los recursos que faciliten una fluida comunicación entre la gente, de romper con el aislamiento y atomización a la que nos condena una vida desgarrada de afectos.
 
    Con todo que este "nuevo" mundo que nos atañe nos ha alertado de nuestros derechos  y facilitado una cierta ingerencia en la búsqueda de soluciones  lejos estamos de una puesta en común en la que el diálogo "yo-tú" se transforme en un "nosotros-vosotros", acto desalienante por excelencia (José Isaacson)

El llamado de la realidadpor Carlos A. Trevisi

El mundo que nos toca vivir no autoriza una vida que se debata entre búsquedas que desacaten el llamado de la realidad. Es menester responder a la convocatoria de los hechos: no es uno quien vanidosamente elige los "temas"; es la realidad la que nos convoca haciéndonos actuar en respuesta a sus estímulos. Veremos, así, que las cosas cobran una grandeza antes jamás advertida. Su brutal presencia ha de lanzarnos a la aventura de penetrarlas hasta abrasarnos en ellas, modificarlas y reinstalarlas. Esta movilidad, gracias a la cual cierra dialécticamente nuestra comprensión del mundo (convocatoria de la realidad, aceptación de la convocatoria, aprehensión, transformación de variables y reinserción) nos permite rever relaciones que han cristalizado en el campo de las ideas, que se han momificado, precisamente porque no hemos sometido sus términos a esa circularidad. Su inmovilidad las degrada hasta el punto de convertirlas en dogma, en creencia, en verdad-porque-desde-siempre-lo-fue, es decir, en mentira -o casi.

Si el conocimiento es a partir de uno mismo, desde uno mismo; su adquisición se logra aprehendiendo objetos, "universos menores" que sirven al objetivo, el "universo mayor". Estos "universos menores", en su interrelación, crean nuevos espacios de saber que se dan cita, arborescentes, y gracias al empuje de su propia fuerza, en ampliación del "universo mayor".
La clave de la relación enseñar-aprender es despertar el encuentro entre esos universos.
Si bien nuestra intención es llegar a los docentes de todo el mundo de habla hispana entendemos que el hecho educativo es competencia de todos: de los gobiernos, de los maestros, de la familia y hasta de los que se sientan más alejados de la tarea de educar. Así, nos presentamos ante ustedes sin exclusiones, porque aspiramos a que, juntos, asumamos el desafío de la educación y porque, sin duda, entenderán con nosotros, que educar es satisfacer una necesidad personal de apertura al cambio que conforme, de una vez y para siempre, una sociedad comprometida con el saber y en ejecución de su propia identidad.

En un país libre es la sociedad la que decide acerca de su destino y los gobiernos los depositarios administrativos circunstanciales de sus intereses. La elección de valores, la fijación de metas y la implementación de procedimientos, si bien se expresan a través de su acción disparadora , son de exclusiva incumbencia de la sociedad.
La puesta en marcha de un país depende de la activación de los recursos con que cuenta , siendo entre ellos, el más importante, su gente. Corresponde a los gobiernos garantizar una educación generadora de personas nuevas, armónicas, capaces de recrear circunstancias transitables.
Las sociedades bastardeadas por la ignorancia y el egoísmo detienen la marcha porque transfieren sus compromisos al poder de turno según un pacto que no es tan infrecuente: enajenan su conciencia a cambio de seguridades.

Tal vez haya llegado el momento de convertir la inmovilidad en tránsito y de participar, algo más que de visita, ante la inexorabilidad de los cambios que nos golpean en lo personal pero también en nuestro quehacer profesional. Como nunca antes, los replanteos socio-económico-culturales del mundo  globalizado de fin de siglo, exigen de nosotros una actualización que excede el marco de la capacitación tradicional. Ser maestro , hoy día, obliga al saber del filósofo, del antropólogo, del sociólogo, del psicólogo... , a ser un pensador. Pero este campo de las ideas no basta. No alcanza con explicarse qué, cómo y porqué. Se hace imprescindible instrumentar el cambio, manejar las herramientas. En este sentido, maestro, la vieja dicotomía que enfrentaba los materiales curriculares "omnibus" con los de elaboración propia ha dejado de tener vigencia. El material didáctico debe ubicarse en el contexto del diseño, difusión y desarrollo del currículum. Se trata de todos " aquellos instrumentos y medios que proveen al educador de pautas y criterios para la toma de decisiones, tanto en la planificación como en la intervención directa en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en su evaluación". (Zabalza, 1990, citado por José María Ruiz y Ruiz, en "Teoría del curriculum: diseño y desarrollo curricular", Ed. Universitas, Madrid, 1996.) El secreto está "más bien en cómo los profesores pueden tener un papel activo en los procesos de desarrollo curricular, y promover un uso más profesional y creativo de los materiales (y de los recursos, ampliamos nosotros).  (Ben Peretz -1990, obra citada)
El eje de nuestra oferta es presentar los porqués, cómos y paraqués de la vertiente actitudinal del proceso educativo y "promover un uso más profesional y creativo de los materiales" y de los recursos, adentrando a todos aquellos involucrados en el ámbito de la educación –gobiernos, padres, maestros- en una nueva órbita donde el diálogo favorezca su encuentro y con los niños

Crisis y libros de texto,por Carlos A. Trevisi. Agosto de 2010

Una vez más el comienzo de las clases lejos de abordar  lo puramente académico –“¿… seguirá el nene estudiando cuáles son los ríos españoles que desembocan en el Mediterráneo, cuánto tiempo se tardó en construir el Monasterio de El Escorial o la solución de (a+b)2 ?", en lugar de abordar estas estupideces, insisto, el comienzo de las clases organiza a los padres para la compra de los libros que habrán de usar sus hijos sin que el presupuesto del hogar se dispare y haya que terminar el mes comiendo alubias.
Aquello de abordar lo "puramente académico" es retórico: a ningún padre le interesa lo que va a estudiar su hijo. Si así fuera pondría el grito en el cielo. No hay criatura que pueda seriamente estudiar las chorradas que se le enseñan; y la "organización de los padres" demuestra que todavía no se han dado cuenta que no hay porqué comprar libros, con lo que bien podrían evitarse el montaje financiero.
Con este planteo, vamos a la lucha.
Los inútiles libros que los maestros hacen comprar a los padres HUELGAN. Esos libros, llenos de contenidos que otros recursos brindan con más rapidez, encanto y gusto para los chicos -una PC, por ejemplo, o una película comercial- sólo sirven para que el maestro no necesite pensar y la editorial pueda seguir ganando dinero. Con un libro el maestro tiene todo resuelto y el mismo libro para todos, claro, no sea cuestión que  un chico se venga con la información de que el Everest mide 100 metros más de lo que se había calculado hace diez/veinte o 30 años. Le basta con seguirlo paso a paso y tomar una prueba quincenal -o semanal, según las ganas que tenga de trabajar- en la que los chicos demuestren sus conocimientos. Las pruebas se refieren a los contenidos de la página 8 a la 13 y su evaluación contempla que las respuestas se correspondan con las del libro.
Si la "víctima" ha "estudiado" que  tardaron 25 años para construir El Escorial, que Felipe II tenía gota, y que 8x8 es 64 y la memoria no lo traiciona se saca un diez y es un excelente alumno.
En cambio si otra pobre criatura se aburre estudiando de memoria y pone que el Guadalquivir desemboca en el Mediterráneo es un desastre de alumno. Y le pone un 2. El problema de esta víctima de su maestro es que buscó el Guadalquivir en la PC y descubrió la Torre del Oro, y que allí  se guardaba... y que los navíos españoles... y que los piratas ingleses los acechaban y... , y..., y...
En pocas palabras: al primero lo felicitan porque es un loro repetidor que responde al proyecto idiotizador de Bilderberg y al segundo lo condenan porque tiene imaginación y la pone en acto. Resumiendo: se alaba la estupidez y se condena la imaginación, antesala de la investigación.
Por supuesto he perdido la batalla. La mayoría de los padres dirá que saber todas esas chorradas es cultura; que el maestro hace bien en ejercitar la memoria de los chicos y que la PC sirve para otras cosas. Agregarán: "si están estudiando geografía ¿a qué viene eso de los piratas ingleses? Y si están estudiando mates, ¿cómo no van a aprender (a+b)2?.
Lo que no saben los pobres padres -disculpen la cacofonía-  es que si el maestro pusiera un tema general de estudio, como "Hispania en el Imperio Romano", se podría estudiar mucho más que esa clasificación de pavadas sueltas, desconectadas entre sí.
Vea si no
Si se estudiara Hispania se podría hablar de los moros, de Mérida, del teatro romano, de arquitectura romana, de las diferencias entre los símbolos numéricos romanos y arábigos, de los visigodos, de las matemáticas, de Alejandría, de las distancias en metros, kilómetros, millas entre Roma y ...
En fin. He perdido la batalla, pero no me voy a rendir. Mañana cuando llegue a clase les voy a contar un cuento a los chicos para que podamos, desde lo que nos sugiera el mismo cuento, hablar de historia, geografía, matemática...
¿Entiende porqué no hay razón para que a fin de mes tenga que comer alubias? Claro que depende de usted, porque en lo que se refiere al maestro...

Política y educación, por Carlos A. Trevisi

Una vez más la política choca con la realidad ¿O son los políticos? ¿O sus compromisos ideológicos decimonónicos? ¿O su ignorancia?. Vaya uno a saber. El ministro no ostenta su cargo para ratificar lo que todos sabemos: está allí para HACER LO QUE TODOS NECESITAMOS.  En "Allá vamos, chicos" hago referencia a este problema y llego a conclusiones muy semejantes a las que impulsa el gobierno de la Comunidad de Madrid. La educación española está viciada por el prejuicio. La crisis nos enfrenta a una realidad que no nos puede ser indiferente: el personal docente no sirve -salvo aquellas excepciones reconocidas "hasta" por los alumnos (disculpen jóvenes); la currícula tampoco va con los tiempos; pedagógicamente le escuela española está atrasada; didácticamente carece de recursos -mandan las editoriales- y los alumnos que más destacan lo hacen gracias a su propio bagaje. El mundo marcha hacia un encuentro que la mayoría no podemos vislumbrar aún, pero no me cabe ninguna duda que no se dará en los centros educativos cuyo personal docente en porcentajes alarmantes está en tratamiento sicológico por agotamiento nervioso -o por lo que sea?. Ha quedado demostrado que la familia es ajena a la escuela y los hechos la sitúan en un espacio donde ésta no cabe. ¿Cómo vamos a "mezclar" en nombre de una puesta en común social a un chico con intereses no afines con el estudio ni con el recogimiento que exige el manejo de la información con otro cuyos intereses se apartan del estudio?
Si la escuela apuntara a lo actitudinal no habría ningún problema: todos podrían participar desde un espacio común. Pero, ¿cómo vamos a lograrlo si seguimos "enseñando" cuánto mide El Tajo o una historia vertical en la que todo pareciera suceder sólo de abajo arriba perdiendo de vista la intercausalidad de acontecimientos que suceden en paralelo en otros lugares? ¿Será posible que  ni siquiera se intente un cambio y que los chicos sigan siendo las víctimas propiciatorias del caos en que vive nuestra educación? Parece que sí.
(Abundar en Informe PISA y la educación que debemos darnos  /   La cultura de los padres y el éxito en la escuela (El estatus socioeconómico y cultural español, entre los peores de la OCDE) /  La educación española retrocede

España: ¿Será posible que haya que domesticar?por Carlos A. Trevisi

Cada imposición que nos viene desde "arriba", en este caso desde el gobierno, me lleva a una obligada reflexión que me agobia:  en lugar de proceder sobre las causas que motivan estos exabruptos nos amedrentan con castigos que justifican la razón de ser de las medidas. Nos están diciendo que como somos unos desaprensivos, pues habrá que obedecer; el caso flagrante son las medidas que se toman desde la Dirección de Tráfico. Pero pareciera que no hay más salida que proceder con castigos para que aprendamos a respetar las normas y adoptar ls actitudes que son menester para convivir.

¿Quién no conoce un "pymero" que llora sus miserias pese a un bienestar económico que incluye coches de alta gama, piscina en su casa, viajes  a diestro y siniestro, "etcéteras",  que cuando renueva el agua de su piscina hace un "puente" para sortear el medidor y ahorrarse el coste del llenado, o un desgraciado cualquiera que pretende imponer sus razones en una reunión de vecinos sin tener en cuenta que el secreto es convivir en paz?

Si me asomara a especímenes del funcionariato, ni hablar. Mientras algunos dan pruebas de una vocación  encomiable en la prestación de su servicio otros se amontonan detrás de un mostrador o vegetan en sus escritorios o se quedan con lo ajeno; o la gran cantidad de  maestros que están en tratamiento sicológico porque los estudiantes los "maltratan" en lugar de darles una buena tunda... Ni hablar de los que somos identificados en las carreteras de Europa como españoles porque no entendemos aquello de "circular por la derecha" y marchamos muy orondos por los carriles centrales; o aquellos que se sirven de la sanidad sobreestimando sus "derechos" -y ahora no hablo de "funcionarios" sino de "pacientes" - al extremo de que ya han aparecido cartelitos en más de un ambulatorio en los que se advierten las penalidades en que pueden incurrir maltratando a los médicos, enfermeros y demás. Eso sí, cuando nos detiene la Guardia Civil nos sometemos a su mandato como si fuéramos ovejitas de corral, aunque tengamos razón.

Ante la crisis ha llegado el momento de poner las cosas en blanco y negro.
Hay que cambiar de hábitos de vida; llamar las cosas por su nombre: el que es un ladrón, es un ladrón: el haragán, el mentiroso, el estafador, el que .... en fin al más puro estilo unamuniano. 

No ahorraremos combustible si no cambiamos los hábitos de conducción. Los funcionarios  dejarán de ser una carga para el estado y los humores de la ciudadanía se atemperarán si cuando llegamos a su oficina  los vemos sentados a su escritorio trabajando y no ausente  porque "le toca" su descanso de media mañana.  El maestro tendrá que capacitarse y asumir que su trabajo profesional, totalmente anacrónico, se remonta a principios  pedagógicos y didácticos decimonónicos que ya no van más; que los chicos son "otros", que los recursos son "otros" y que  se manejan en el ámbito de la tecnología digital mejor que él mismo; el político tendrá que  asumir que es un currante repleto de responsabilidades y no un apoltronado que anda a la pesca de algún "beneficio derivado" besuqueándose con sus correligionarias o sonriendo de oreja a oreja camino de  una entrevista donde nos cuenta que está todo patas para arriba y que la culpa la tienen todos menos él, como viene sucediendo hace ya mucho tiempo. 
Carecemos de hábitos y, en consecuencia,  andamos a la deriva, incapaces de una estrategia para la convivencia que  vaya más allá del reclamo permanente de nuestros derechos. ¿Es que eso es a todo lo que aspiramos? ¿Al desayuno, a que los chicos no nos vuelvan locos, a despreciar a los políticos porque son todos unos...?

Nuestros chicos están creciendo  sin hábitos; llegarán a mayores  sin hábitos. Se les impondrá la violencia para que, domesticados, sepan obedecer lo que les tiren por la cabeza. 

¿Somos contestes de eso? Pues no lo creo, porque si lo fuéramos participaríamos de la AMPAs del colegio de  nuestros hijos; denunciaríamos a los ladrones, pondríamos quejas si los funcionarios no cumplieran con su trabajo; les diríamos a los maestros  que lo que están haciendo es trasnochado y que por eso los chicos chicos  se burlan de ellos y los mayores Les bajan los pantalones en clase; que la policía está para ayudarme a convivir y no para llevarme por delante; le tocaríamos el timbre a la vecina para que no provoque incendios tirando colillas al campo... si lo fuéramos, insisto, no habríamos dejado de lado esa obligación ineludible que son los hijos. 

Está claro que con este panorama  no hace falta convicción para vivir. Basta con obedecer.  Al fin y al cabo el que "manda" se maneja mejor con animales amaestrados que con gente libre. Después de todo siempre hay un shopping cerca para distraerse.

Así empezó el país que me vio crecer. Y ahí anda en manos de desaprensivos que acuerdan hasta con el diablo a espaldas de todo el mundo. 


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