por
Carlos A. Trevisi
El
mundo que nos toca vivir no autoriza una vida que se debata entre búsquedas que
desacaten el llamado de la realidad. Es menester responder a la convocatoria de
los hechos: no es uno quien vanidosamente elige los "temas"; es la realidad la
que nos convoca haciéndonos actuar en respuesta a sus estímulos. Veremos, así,
que las cosas cobran una grandeza antes jamás advertida. Su brutal presencia ha
de lanzarnos a la aventura de penetrarlas hasta abrasarnos en ellas,
modificarlas y reinstalarlas. Esta movilidad, gracias a la cual cierra
dialécticamente nuestra comprensión del mundo (convocatoria de la realidad,
aceptación de la convocatoria, aprehensión, transformación de variables y
reinserción) nos permite rever relaciones que han cristalizado en el campo de
las ideas, que se han momificado, precisamente porque no hemos sometido sus
términos a esa circularidad. Su inmovilidad las
degrada hasta el punto de convertirlas en dogma, en creencia, en
verdad-porque-desde-siempre-lo-fue, es decir, en mentira -o casi.
Si
el conocimiento es a partir de uno mismo, desde uno mismo; su adquisición se
logra aprehendiendo objetos, "universos menores" que sirven al objetivo, el
"universo mayor". Estos "universos menores", en su interrelación, crean nuevos
espacios de saber que se dan cita, arborescentes, y gracias al empuje de su
propia fuerza, en ampliación del "universo mayor".
La clave de
la relación
enseñar-aprender
es despertar el encuentro entre esos universos.
Si
bien nuestra intención es llegar a los docentes de todo el mundo de habla
hispana entendemos que el hecho educativo es competencia de todos: de los
gobiernos, de los maestros, de la familia y hasta de los que se sientan más
alejados de la tarea de educar. Así, nos presentamos ante ustedes sin
exclusiones, porque aspiramos a que, juntos, asumamos el desafío de la educación
y porque, sin duda, entenderán con nosotros, que
educar
es satisfacer una necesidad personal de
apertura al
cambio que conforme, de una vez y para siempre, una sociedad
comprometida con el saber y en ejecución de su propia identidad.
En
un país libre es la sociedad la que decide acerca de su destino y los gobiernos
los depositarios administrativos circunstanciales de sus intereses. La elección
de
valores, la fijación de metas y la implementación de procedimientos, si bien
se expresan a través de su acción disparadora , son
de exclusiva incumbencia de la sociedad.
La
puesta en marcha de un país depende de la activación de los recursos con que
cuenta , siendo entre ellos, el más importante, su
gente. Corresponde a los gobiernos garantizar una educación generadora de
personas nuevas, armónicas, capaces de recrear circunstancias transitables.
Las sociedades bastardeadas por la ignorancia y el egoísmo detienen la marcha
porque transfieren sus compromisos al poder de turno según un pacto que no es
tan infrecuente: enajenan su conciencia a cambio de seguridades.
Tal vez haya llegado el momento de convertir la inmovilidad en tránsito y de
participar, algo más que de visita, ante la inexorabilidad de los cambios que
nos golpean en lo personal pero también en nuestro quehacer profesional. Como
nunca antes, los replanteos socio-económico-culturales del mundo
globalizado
de
fin de siglo, exigen de nosotros una actualización que excede el marco de la
capacitación tradicional. Ser maestro , hoy día,
obliga al saber del filósofo, del antropólogo, del sociólogo, del psicólogo... ,
a ser un pensador. Pero este campo de las ideas no basta. No alcanza con
explicarse qué, cómo y porqué. Se hace imprescindible instrumentar el cambio,
manejar las herramientas. En este sentido, maestro, la vieja dicotomía que
enfrentaba los materiales curriculares "omnibus"
con los de elaboración propia ha
dejado de tener vigencia. El material didáctico debe ubicarse en el contexto del
diseño, difusión y desarrollo del currículum. Se trata de todos " aquellos
instrumentos y medios que proveen al educador de pautas y criterios para la toma
de decisiones, tanto en la planificación como en la intervención directa en el
proceso de enseñanza-aprendizaje y en su evaluación". (Zabalza,
1990, citado por José María Ruiz y Ruiz, en "Teoría
del curriculum: diseño y desarrollo curricular",
Ed. Universitas, Madrid, 1996.) El secreto está "más
bien en cómo los profesores pueden tener un
papel activo en los procesos de desarrollo curricular, y promover un uso más
profesional y creativo de los materiales (y de los recursos, ampliamos
nosotros). (Ben
Peretz -1990, obra citada)
El
eje de nuestra oferta es presentar los porqués, cómos y paraqués de la vertiente
actitudinal del proceso educativo y "promover un uso más profesional y creativo
de los materiales" y de los recursos, adentrando a todos aquellos involucrados
en el ámbito de la educación –gobiernos, padres, maestros- en una nueva órbita
donde el diálogo favorezca su encuentro y con los niños.
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