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lunes, 21 de mayo de 2012

El nuevo mundo del siglo XXI

ÍNDICE GENERAL de "EL CULTURAL"


Acerca del nuevo mundo del siglo XXI
por Carlos A. Trevisi (2003)





Como a tanta otra gente a lo largo de la historia de la humanidad, nos acosan cambios de la más variada especie que perturban nuestro crecimiento. A diferencia de épocas pasadas, sin embargo, en Europa disponemos de los recursos para atenuar sus efectos.

Venimos de un mundo con roles definidos donde no se planteaba la necesidad de discutir acerca del bien y del mal: a la izquierda los malos, a la derecha los buenos. El cura era el cura en el templo y fuera de él; el matrimonio era estable; el director de banco todo un "señor"; las guerras eran "por la patria"; la economía se subordinaba a la política; el poder económico era "nacional" y el imperialismo lo ejercían dos bloques antagónicos. que, armados hasta los dientes, garantizaban la paz; la mujer se subordinaba al hombre; el médico curaba; el abogado creía en la justicia; los notarios escrituraban bienes raíces –casas, terrenos, etc. y daban fé –certificaban la verdad de los actos públicos; los arquitectos construían palacetes y los ingenieros puentes; los militares defendían "su" patria; los aviadores se jugaban la vida en cada vuelo; la familia contenía a hijos y abuelos; los abuelos hablaban a los nietos; el padre trabajaba y la madre era ama de casa; se escondía a los minusválidos; los políticos eran honorables –respondían a la gente; los maestros enseñaban y transmitían los valores establecidos; los comerciantes no robaban; los obreros trabajaban sin ansiedad; los sindicalistas se morían pobres; la tecnología no asustaba, se hablaba de "nación" y todo el mundo entendía de qué se trataba; el inmigrante agachaba la cabeza y se asimilaba, y el éxito personal se basaba en una buena memoria recopiladora de datos y una gran velocidad para procesarlos... en fin, un mundo monológico y tranquilo, moral.

Pero de pronto marchamos hacia un mundo nuevo, un mundo en el que todos sabemos de nuestro derecho de participar en el diálogo; en el que aparecen un “Tú” y un “vosotros” que antes no estaban explícitos. Un mundo abierto, participativo, en el que todo tiene que ver con todo, en el que el hombre interactúa con la realidad; un mundo tan diverso como antes pero que ahora se “ve”, está expuesto, aunque no todos sepan de qué se trata. Como dice Umberto Eco*: "un mundo promotor de actos de libertad consciente que instalará al hombre como centro activo de una red de relaciones inagotables entre las cuales él instaura la (suya) propia"; un mundo ciudadano con roles indefinidos en el que se cuestiona todo. Todos somos buenos y malos al mismo tiempo, incluso el cura , que no parece cura ; el médico que "procesa" pacientes sin siquiera revisarlos; el abogado que usa la justicia; notarios que extienden escrituras de bloques de edificios a tanto por bloque; arquitectos que hacen chalets adosados; ingenieros que manejan redes informáticas o genes, según especialidad; militares que actúan en guerras para salvar “otras patrias”; guerras que se transmiten en vivo y en directo por la televisión; pilotos que operan computadoras que pilotean aviones; la familia sin abuelos y sin chicos; el hombre que trabaja quince horas por día; la mujer que reclama algo más que ser ama de casa; los minusválidos que se muestran por la calle y hasta trabajan; los tenderos en franca retirada ante las grandes superficies; el dinero de plástico; los obreros que reclaman legalmente por sus derechos; la muerte de la nación-estado; la política subordinada a la economía; los medios masivos que nos actualizan la información al segundo; el ordenador, Internet, la globalización; los sindicalistas que tuvieron que tranzar con el sistema; los políticos que han perdido la iniciativa -ya en manos de las finanzas; los maestros que descreen de los valores entonces enseñan dónde queda el Tajo o cuánto mide el Mont Blanc... en fin, un mundo en el que nada está en su lugar; un mundo inquieto, que despierta al diálogo, en el que la gente comienza a ver que han quedado al descubierto todas las mentiras (y las verdades) de aquel otro que va quedando atrás. Y a darse cuenta de que, envueltos en la velocidad y la precisión, deben desarrollar una gran imaginación para abordarlo. Ya no basta la memoria ni ser listo. Hay que ser reflexivo, tener espíritu investigativo, saber ubicar los datos, tener capacidad para descubrirlos, manipularlos, procesarlos, adentrarse en la lógica que los anima, sus paraqués, antes que almacenarlos en la memoria.

Con todo que este "nuevo" mundo que nos involucra nos ha alertado de nuestros derechos y facilitado la búsqueda de soluciones, lejos estamos de una puesta en común en la que el diálogo "yo-tú" se transforme en un "nosotros-vosotros", que nos vuelque en los demás, que nos permita reconocernos en los demás y que espero sinceramente podamos poner en acto.
***
"[...] Siempre he creído que lo más miserable que se puede ser en la vida es acreedor perenne y vocacional;  ese tipo de personas a las que siempre se les debe algo, los que están enfurruñados todo el día porque a ellos les toca un trozo más pequeño de la tarta, los que nunca reciben ese trato que creen merecer, los litigantes perpetuos que se llaman sin cesar a agravio. Odiosas se me hacen las personas que están convencidas  de que todos los demás estamos en deuda con ellas. [...]


Carlos Á Trevisi



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